sábado, 11 de febrero de 2017

"El viejo y el mar" de Ernest Hemingway

“TODO EN ÉL ERA VIEJO, EXCEPTO SUS OJOS; Y ESTOS TENÍAN EL COLOR DEL MAR…”
                      
Así es como Hemingway describe a Santiago, un viejo pescador y el protagonista de nuestra historia.
“El viejo y el mar” nos narra el viaje de Santiago, un pescador cubano, en busca de su “resurrección” como pescador, ya que, tras casi tres meses sin conseguir pescar ni un solo pez, y aguantando las burlas por parte del resto de pescadores, decide salir a la mar con el objetivo de conseguir una gran presa, y será en las aguas del golfo donde haga frente a la mayor batalla que ha tenido jamás frente a un gigantesco pez espada en la que lo importante exclusivamente no es ganar, sino que más bien se trata de luchar.


Tras varios días, en los que somos partícipes de la batalla de Santiago, sus monólogos y conversaciones con el pez, finalmente consigue vencer, pero la vuelta a casa no será nada fácil, pues la sangre tanto de Santiago como del pez atrae a numerosos tiburones a los que Santiago consigue vencer, pero no sin perder a su gran presa, de la que únicamente consigue conservar el esqueleto.
Es en esos momentos de lucha frente a los tiburones en los que la narración de Hemingway nos remite a las narraciones épicas antiguas, en las que el héroe a pesar de tener todo en su contra, con la muerte casi ciñéndose totalmente sobre él, es capaz de hacerla frente y vencer.
Además, Hemingway nos muestra esa fuerza interior que en muchas ocasiones es más fuerte que la exterior y nos permite conseguir los triunfos que nos propongamos.
El relato concluye con la llegada de Santiago al puerto y a su casa, donde se tumba exhausto en su cama a descansar, lleno de tristeza por no haber podido demostrar lo que había logrado y transmitiendo esa tristeza al lector, quien empatiza rápida y profundamente con él.

Hemingway, durante todo el viaje de Santiago, es capaz de transmitirnos todas las emociones, sentimientos y angustias que pasa el protagonista: La soledad, el hambre, el dolor, el deseo de probarnos a nosotros mismo y no parar hasta que lo hayamos conseguido (Como muestra en el diálogo que tiene con su mano: “Ten paciencia mano, yo te sujetaré hasta que se te pase la bobería”)
Por otro lado, la obra está llena de símbolos: El mar como el espacio vital; el pez espada como símbolo de nuestras metas/objetivos; los tiburones como los obstáculos cotidianos…

Nacho



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